De la Plaza de San Pedro a la historia. Robert Prevost, ahora León XIV, no solo es un hombre de fe: es licenciado en Ciencias Matemáticas, dio clases de física y es fanático del béisbol y el tenis
A las 18:08 del jueves, el mundo católico vivió uno de esos momentos irrepetibles: la fumata blanca sobre la Capilla Sixtina anunció la elección de un nuevo pontífice. Minutos después, un nombre poco conocido fuera de los círculos eclesiásticos aparecía en el balcón: Robert Francis Prevost Martínez, ahora León XIV, el papa número 267 de la Iglesia católica.
Aunque su elección fue recibida con alegría por quienes siguen la línea reformista de Francisco. No tardaron en surgir las preguntas: ¿quién es este nuevo papa? ¿Qué lo distingue?
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Un teólogo con mente matemática
Lo que pocos sabían al momento de su elección —pero que hoy despierta fascinación— es que León XIV no solo es teólogo y canonista, sino también un matemático consumado. Graduado en Ciencias Matemáticas, el nuevo papa enseñó durante años matemáticas y física. Lo que lo convierte en una figura singular en la historia reciente del Vaticano.
En tiempos donde la ciencia y la religión a menudo se presentan como opuestas, el perfil académico de León XIV representa un puente natural entre razón y fe. Su capacidad para abordar problemas complejos con rigor lógico ha sido reconocida incluso dentro de los círculos curiales más conservadores.
Racionalidad al servicio de la espiritualidad
Su formación matemática se refleja también en su estilo pastoral: estructurado, reflexivo y metódico. Sus cercanos lo definen como una persona con habilidades analíticas fuera de lo común, cualidades que han contribuido a su reputación como gran negociador, particularmente durante su etapa como misionero y obispo en Perú, donde pasó años trabajando con comunidades vulnerables.
Lejos del estereotipo del líder religioso emocional, León XIV combina la compasión con la precisión, buscando siempre que sus decisiones estén informadas tanto por el corazón como por la razón.
Pasiones terrenales: béisbol, tenis y la Roma
A esta mezcla de espiritualidad y ciencia, se suma un costado profundamente humano: León XIV es también un apasionado del deporte. Fiel seguidor de los Chicago White Sox en su natal Estados Unidos. Su afición ha generado revuelo desde el primer día de pontificado, cuando se viralizó un “cromo” con su imagen al estilo de las tarjetas coleccionables de béisbol.
También es fan del fútbol italiano —específicamente, de la Roma—, y de jugar tenis para despejar la mente. “Desde que salí de Perú he tenido pocas ocasiones de practicarlo”, confesó en una entrevista reciente.
El león racional de la Iglesia
Al adoptar el nombre de León XIV, Robert Prevost no solo rinde homenaje a una tradición eclesiástica, sino que también evoca la fuerza del conocimiento al servicio de la humanidad. Un papa que enseña que la espiritualidad no está reñida con la lógica, y que el amor por la ciencia, el deporte y la poesía pueden convivir en el corazón de un pontífice.
Con este perfil, el nuevo papa parece encarnar una Iglesia abierta al diálogo interdisciplinar. Una institución que ya no teme a los números, sino que los abraza para construir un mundo más justo, racional y compasivo.
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