La contundente victoria 3-0 sobre Junior en El Campín puso fin a la sequía de siete partidos sin ganar. Sin embargo, el debate sobre si los jugadores le tendieron la cama al exentrenador David González se robó la atención tras el pitazo final
Millonarios derrotó con autoridad 3-0 a Junior de Barranquilla, quitándole el invicto y devolviendo la ilusión a su hinchada. Desde el inicio, los embajadores mostraron intensidad y solidez defensiva, algo que no se veía en las jornadas previas con David González en el banquillo. El cambio fue tan radical que muchos analistas y aficionados lo atribuyeron al llamado “cajón”, esa vieja práctica en la que los jugadores dejan de responder al DT hasta forzar su salida.
El primer gol al minuto 20, tras una jugada colectiva impecable, encendió la sospecha: ¿por qué de repente sí fluía el fútbol? Nicolás Arévalo amplió la ventaja al 33’ y, en el tramo final, Danovis Banguero sentenció el marcador tras pase de Arévalo. La efectividad que no aparecía en siete fechas, explotó en una sola noche.
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El vestuario se defiende: “Nunca hubo cajón”
Tras el partido, el capitán Jorge Arias enfrentó el tema de frente. En rueda de prensa, rechazó con firmeza las acusaciones:
Hacerle cajón a un técnico tan excepcional como David González me golpea. Al profe se le apreciaba mucho, le aprendimos demasiado. Esto es fútbol: estuvimos cerca de una final y luego vino una mala racha. No creo que exista eso de un cajón, afirmó el defensa.
La incomodidad fue evidente. El jugador dejó claro que, para él, el triunfo también fue una forma de homenajear al exentrenador, aunque la realidad es que la sospecha ya estaba instalada.
Un secreto a voces en el fútbol colombiano
Aunque Arias y el plantel lo niegan, lo cierto es que el contraste entre el equipo apático con González y la versión aguerrida que mostró contra Junior alimenta el imaginario popular. En Colombia, el “cajón” es un término con peso histórico: son muchos los técnicos que han caído tras ver a sus jugadores rendir súbitamente mejor justo después de su salida.
Más allá de la negación pública, lo sucedido en El Campín parece encajar en ese libreto. Una plantilla con figuras que no respondía en la cancha de repente jugó con la energía y compromiso que pedía la hinchada desde hacía semanas.
¿Victoria o confirmación de la cama tendida?
El 3-0 contra Junior es un bálsamo deportivo, pero deja heridas abiertas en lo institucional. Para Millonarios, la pregunta no es solo cómo volver a competir en la Liga, sino también cómo sanar un vestuario que quedó bajo la lupa de la opinión pública.
Si no hubo “cajón”, como asegura Arias, el problema es aún más grave: significaría que el equipo fue incapaz de ejecutar las ideas de un entrenador al que dicen respetar y valorar. Y si sí lo hubo, aunque nunca se admita, se confirma una práctica nociva que erosiona la credibilidad del fútbol profesional colombiano.
Por ahora, Millonarios respira tras un triunfo necesario, pero el fantasma del cajón seguirá persiguiendo a los embajadores, recordando que en el fútbol no siempre ganan los goles… a veces, lo que pesa son los silencios dentro del camerino.
El fantasma de la traición en el camerino
Millonarios no es el primer equipo ni será el último en ser señalado de “hacerle cajón” a un técnico. Pero la historia se repite porque las pruebas siempre son las mismas: un equipo desganado con el DT, y otro encendido al partido siguiente. La diferencia abismal no es táctica, es de voluntad.
Y si los jugadores realmente querían “homenajear” a González con esta goleada, como dijo Arias, la pregunta cae de frente: ¿por qué no jugaron así cuando todavía estaba en el banquillo?
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