El Ecofest 2025 celebró su undécimo aniversario en Pasto bajo el lema “Un mismo latido”, reafirmando su papel como uno de los festivales más poderosos de conciencia ambiental, arte y unión comunitaria en el sur del país
La Plaza de Nariño se convirtió en el corazón verde de Colombia. Con el lema “Un mismo latido”, el Ecofest 2025 celebró sus 11 años de existencia como un movimiento cultural que trasciende los escenarios y se instala en la conciencia colectiva.
Lo que comenzó como un encuentro de música y ecología, hoy es un símbolo de unión entre arte, vida y territorio, un espacio donde los sonidos, la comunidad y la naturaleza laten al mismo compás.
Gracias a la articulación entre la Alcaldía de Pasto, las organizaciones de protección animal Judeam, Rey Lagarto y Sudaca, además de las secretarías de Cultura y Desarrollo Económico, Fontur y el Ministerio de Industria y Comercio, esta edición consolidó al Ecofest como una plataforma nacional por el respeto hacia todos los seres vivos.
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Arte, territorio y conciencia: el sur que despierta
La edición 2025 reafirmó una convicción profunda: humanos, animales y ecosistemas comparten una misma energía vital.
Antes del evento central, una jornada especial en el corregimiento de El Encano marcó el tono espiritual del festival. Allí, artistas y comunidades locales compartieron saberes ancestrales, historias y expresiones artísticas que reforzaron la conexión con las raíces del territorio nariñense.
Ese encuentro fue mucho más que una actividad previa: fue un acto de reconocimiento a la tierra, al agua y a las culturas que sostienen la vida, enviando un mensaje claro de unidad y respeto por la biodiversidad.
Música que transforma: el poder de la cultura viva
El sábado 11 de octubre, Pasto se llenó de sonidos que cruzaron fronteras. Sobre el escenario principal se presentaron El Salsa Solar (DJ Set), Ethiliks Knowhere, Dama-Wha, Los Huantos, La Mari Mesías, Kaipimikanchi, Los Gaiteros de San Jacinto y Bilongo Project, entre otros artistas que encendieron la energía colectiva de miles de asistentes.
Entre ritmos tropicales, gaitas, fusiones alternativas y sonidos tradicionales, el Ecofest se reafirmó como un espacio donde la música no solo entretiene, sino que educa, moviliza y despierta conciencia.
Cada canción, cada intervención y cada palabra recordaron que cuidar el planeta también es un acto cultural, político y humano.
Una ciudad que late por la vida
Para Valentina Zarama, directora de Juventud de Pasto, el éxito del Ecofest refleja la fuerza de una generación que quiere transformar su entorno:
Estuvimos con 50 artistas que trabajan por el cuidado del territorio. Compartimos la palabra sobre las acciones ambientales y demostramos que estos espacios también impulsan el desarrollo económico local, afirmó.
En efecto, el Ecofest se ha convertido en un motor de economía creativa, atrayendo turismo, comercio y visibilidad para los artistas emergentes, al mismo tiempo que fortalece una red de conciencia ecológica en la región.
El Ecofest, más que un festival
El Ecofest ya no es solo una cita anual. Es un movimiento cultural con propósito, un modelo de cómo la música y el arte pueden convertirse en herramientas de transformación social y ambiental.
Su lema, “Un mismo latido”, resume una verdad urgente: la defensa del planeta no se hace desde la distancia, sino desde la empatía, la comunidad y la acción.
Pasto, una vez más, demostró que la cultura puede ser el pulso de una nueva conciencia nacional.
Porque cuando la tierra late, también late el arte, y cuando el arte despierta, la vida florece.
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