La disidencia de las FARC al mando de alias Iván Mordisco desafía nuevamente al Estado con ofensivas violentas y el bloqueo de operaciones militares en una de las regiones más golpeadas por el narcotráfico
Autoridades colombianas confirmaron este martes la retención de 34 militares en una zona amazónica del sureste del país, región históricamente afectada por los cultivos ilícitos y la presencia de grupos armados ilegales. El hecho ocurrió luego de combates entre tropas estatales y la disidencia de las FARC comandada por alias Iván Mordisco, considerado el criminal más buscado del país.
El comandante de las Fuerzas Militares, almirante Francisco Cubides, explicó que los uniformados fueron retenidos “por la comunidad” cuando se disponían a salir del área de operaciones. El gobierno no detalló la fecha exacta del incidente, aunque sí confirmó que los enfrentamientos entre domingo y lunes dejaron 10 muertos y dos capturados.
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El papel de la comunidad en un conflicto enrarecido
El ministro de Defensa, Pedro Sánchez, calificó la retención como una “acción ilegal y delictiva” protagonizada por civiles que bloquearon la labor de las Fuerzas Armadas. Según sus declaraciones, este acto interfirió directamente con una operación contra el grupo de alias Mordisco, lo que refleja la compleja relación entre comunidades locales y actores armados en la región amazónica.
Una semana marcada por la violencia
El episodio se suma a una serie de ataques recientes que han estremecido al país. El pasado jueves, un camión bomba en Cali dejó seis personas muertas y más de 60 heridas, en lo que ha sido calificado como uno de los atentados más graves del año.
Ese mismo día, hombres armados bajo el mando de alias Calarcá derribaron un helicóptero de la Policía en Antioquia, durante una misión de erradicación de cultivos ilícitos. El saldo fue devastador: 13 policías muertos y un mensaje de poder militar que dejó en entredicho las capacidades estatales para contener a los grupos armados.
Un desafío directo al Estado colombiano
La retención de 34 militares no es un hecho aislado, sino el reflejo de una estrategia de desgaste por parte de las disidencias de las FARC. Alias Mordisco ha logrado consolidar una estructura armada que combina narcotráfico, control territorial y ataques de alto impacto, evidenciando la fragilidad de las políticas de seguridad en zonas periféricas.
La participación de comunidades en la retención de tropas plantea un dilema aún mayor: ¿se trata de apoyo forzado por el miedo, o de un vínculo real entre población y grupos armados? Cualquiera sea la respuesta, lo cierto es que la institucionalidad enfrenta un reto monumental: recuperar el control territorial y reconstruir la confianza ciudadana en medio de la guerra que no cesa.
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