Quibdó y Riohacha siguen encabezando los índices más críticos, mientras Manizales se consolida como la ciudad con menor pobreza extrema del país
En 2024, el 31,8% de los colombianos vivía en condición de pobreza monetaria, una reducción de 2,8 puntos porcentuales respecto al 34,6% registrado en 2023. Esta mejora representa que 1.267.063 personas salieron de esta condición, lo cual marca un avance significativo para el país. En cifras totales, 16,2 millones de colombianos aún viven bajo la línea de pobreza monetaria informó el DANE.
Las zonas urbanas registraron los mayores avances: en las cabeceras municipales, la pobreza se redujo del 31,8% en 2023 al 28,6% en 2024. En contraste, en los centros poblados y zonas rurales dispersas, aunque también se evidenció una reducción —del 44,0% al 42,5%—, las brechas siguen siendo profundas, evidenciando la persistencia de la desigualdad territorial.
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Incidencia de la Pobreza monetaria y de la Pobreza monetaria extrema (porcentaje) Total nacional años 2023 a 2024 // Fuente: DANE, cálculos con base en la Gran Encuesta Integrada de Hogares (2023-2024). Nota: Cruce GEIH – RR.AA. ayudas institucionales y PILA (Ministerio de Salud).
La pobreza extrema también baja, pero no al mismo ritmo
En cuanto a la pobreza monetaria extrema —aquella en la que los ingresos no alcanzan ni para cubrir la canasta básica de alimentos—, el país también mostró una leve mejora: bajó de 11,9% en 2023 a 11,7% en 2024. Esto equivale a 420.482 personas que dejaron esta situación crítica.
Sin embargo, la distribución geográfica revela una dura realidad: la pobreza extrema en zonas rurales (21,8%) sigue siendo 2,5 veces más alta que en las cabeceras urbanas (8,7%). Este dato refuerza el diagnóstico de una ruralidad empobrecida y con menor acceso a oportunidades económicas sostenibles.

Incidencia de la Pobreza monetaria (porcentaje) // Total nacional, cabeceras y centros poblados y rural disperso años 2023 a 2024 // Fuente: DANE, cálculos con base en la Gran Encuesta Integrada de Hogares (2023-2024). Nota: Cruce GEIH – RR.AA. ayudas institucionales y PILA (Ministerio de Salud).
Ciudades con mayor y menor pobreza: radiografía de contrastes
A nivel urbano, Quibdó y Riohacha siguen siendo las ciudades con mayores desafíos: Quibdó registró una incidencia de pobreza monetaria del 59,6% y una pobreza extrema del 29,7%, casi 10 veces más alta que Manizales, que lidera con la menor incidencia de pobreza extrema: apenas un 3,1%.
Bogotá y Medellín, dos de los principales centros económicos del país, también presentan cifras relativamente bajas: la capital tuvo una incidencia de pobreza monetaria del 19,6% y Medellín del 4,1% en pobreza extrema.

Incidencia de la Pobreza monetaria (porcentaje) // Total nacional, cabeceras y centros poblados y rural disperso años 2023 a 2024 // Fuente: DANE, cálculos con base en la Gran Encuesta Integrada de Hogares (2023-2024). Nota: Cruce GEIH – RR.AA. ayudas institucionales y PILA (Ministerio de Salud).
Desigualdad se mantiene: leve mejora en el Gini, pero sin cambios sustanciales
El coeficiente de Gini, que mide la desigualdad en los ingresos, se redujo mínimamente a nivel nacional de 0,553 en 2023 a 0,551 en 2024. Aunque la tendencia es positiva, las variaciones no fueron estadísticamente significativas, lo que indica que los avances en reducción de la pobreza no necesariamente se han traducido en una distribución más equitativa de la riqueza. En las cabeceras, el Gini bajó de 0,533 a 0,530; y en zonas rurales, de 0,487 a 0,482.

Coeficiente de Gini (puntos) Total nacional, cabeceras y centros poblados y rural disperso años 2023 a 2024 // Fuente: DANE, cálculos con base en la Gran Encuesta Integrada de Hogares (2023-2024). Nota: Cruce GEIH – RR.AA. ayudas institucionales y PILA (Ministerio de Salud).
Pobreza en Colombia, entre la mejora cuantitativa y los retos estructurales
Los datos de 2024 muestran un país que avanza en la lucha contra la pobreza, pero lo hace sobre un terreno profundamente desigual. La reducción de más de un millón de personas en condición de pobreza es un logro relevante y muestra que las políticas públicas están teniendo efecto. No obstante, la persistencia de altos niveles de pobreza extrema en zonas rurales y en ciudades históricamente marginadas como Quibdó y Riohacha pone en evidencia los límites de los programas actuales.
El rostro de la pobreza en Colombia sigue siendo más visible en lo rural, en lo étnico, en lo periférico. La comparación entre Manizales y Quibdó no solo revela cifras, sino también la carga histórica de abandono institucional, falta de inversión sostenible y políticas mal enfocadas en regiones que necesitan mucho más que asistencia: requieren transformación estructural.
Si bien los avances son bienvenidos, el desafío sigue siendo lograr una reducción sostenida, territorialmente equilibrada y con impacto real en la calidad de vida, especialmente en las zonas donde la pobreza es más que una estadística: es una trampa intergeneracional. Para superarla, se necesita más que transferencias monetarias: se requiere una apuesta seria por educación, conectividad, empleo rural y desarrollo regional con equidad.

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