A Hendrik Lorentz le brotó la lampara científica, contribuyó a la energía antes de Einstein y revolucionó la ciencia moderna
Nacido en 1853 en los Países Bajos, Hendrik Lorentz mostró desde temprana edad un talento excepcional para las ciencias y los idiomas. Educado en una familia protestante acomodada, Lorentz disfrutó de la libertad intelectual necesaria para desarrollar su curiosidad científica. Durante sus estudios en la Hogere Burgerschool de Arnhem, ya sobresalía en Física, Matemáticas, Inglés, Francés y Alemán. Aquí la historia del genio de ilumino el mundo de la ciencia.
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Su ingreso en la Universidad de Leiden en 1870 marcaría el inicio de una carrera impresionante. Bajo la influencia de su mentor Frederik Kaiser, Lorentz se decantó por la Física, aunque nunca dejó de lado su amor por las Matemáticas. Su dedicación lo llevó a obtener el doctorado a los 22 años, refinando en su tesis las teorías de James Clerk Maxwell sobre el electromagnetismo.
El arquitecto de teorías que revolucionaron la física moderna
Con apenas 24 años, Hendrik Lorentz fue nombrado catedrático de Física Teórica en Leiden, dando inicio a una trayectoria que transformaría la forma de entender el mundo físico. Durante sus primeras dos décadas en la universidad, centró su investigación en la teoría electromagnética, pero posteriormente amplió su campo de estudio hacia la hidrodinámica y la naciente relatividad.
Lorentz jugó un papel crucial en el avance del conocimiento atómico, proponiendo que los átomos estaban formados por partículas cargadas capaces de oscilar bajo la acción de la luz. Esta visión sentó las bases para los modelos atómicos del siglo XX.
Su trabajo más recordado, sin embargo, llegó de la mano de su colaboración con Pieter Zeeman. Juntos descubrieron el efecto Zeeman, que muestra cómo los campos magnéticos alteran las propiedades de la luz. Este hallazgo les valió a ambos el Premio Nobel de Física en 1902.

Reconocimiento y legado eterno
El Nobel no fue el único galardón que reconoció la genialidad de Lorentz. En 1908 recibió la Medalla Rumford por su investigación en radiación y calor, y en 1918 fue galardonado con la Medalla Copley, uno de los máximos honores de la Royal Society. Además, su liderazgo en los primeros Congresos Solvay —reuniones clave para la física moderna— reafirmó su lugar entre los grandes pensadores de su tiempo.
Además de sus logros científicos, Lorentz dejó su huella en la cultura popular al diseñar los primeros sellos postales oficiales de su país. Una vida dedicada a expandir los límites del conocimiento, que sigue inspirando a generaciones de científicos hasta nuestros días.