El estratega italiano que busca seguir cosechando títulos a nivel mundial como seleccionador, buscará escribir una nueva historia para la Canarinha
Desde Río de Janeiro, la Confederación Brasileña de Fútbol presentó oficialmente a Carlo Ancelotti como nuevo director técnico de la Selección de Brasil, en un hecho que marca un antes y un después en la historia de la Verdeamarela. El estratega italiano, desvinculado recientemente del Real Madrid, asume el desafío de dirigir por primera vez a una selección nacional, y lo hace con una de las camisetas más icónicas del fútbol.
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Ancelotti, que ostenta el récord como el entrenador con más títulos de Champions League (5), manifestó su entusiasmo:
Es un honor y un gran orgullo comandar la mejor Selección del mundo. Tengo mucha ilusión de que Brasil vuelva a ser campeón
Palmarés imponente, presión histórica
Con títulos nacionales en las cinco grandes ligas de Europa (Inglaterra, España, Alemania, Italia y Francia), y dos etapas gloriosas en el banquillo del Real Madrid, Carlo Ancelotti llega precedido de una reputación indiscutible. Pero también lo hace en medio de altas expectativas: Brasil no gana un Mundial desde 2002, y su último ciclo concluyó con más dudas que certezas.
El paso reciente de Ancelotti por el Real Madrid incluyó momentos de gloria, pero también derrotas dolorosas: una eliminación por goleada ante el Arsenal en Champions (5-1 global), y una racha adversa en los clásicos frente al Barcelona. No obstante, su experiencia y temple lo convierten en una figura capaz de asumir la presión del cargo.
Un italiano en tierra sagrada
Ancelotti se convierte en el cuarto extranjero en dirigir a Brasil, y el primero en más de 60 años. Antes de él, apenas tres entrenadores no brasileños ocuparon ese cargo, el último fue el argentino Filpo Núñez en 1965. El hecho de que un técnico europeo sea llamado a liderar a la pentacampeona mundial habla tanto del respeto por su trayectoria como de la urgencia de resultados en el seno del fútbol brasileño.
Su primera lista y la ausencia de Neymar
En su debut oficial en el banquillo, el técnico italiano enfrentará a Ecuador (5 de junio) y Paraguay (10 de junio) en el marco de las Eliminatorias Sudamericanas para el Mundial 2026. En su primera convocatoria, destacan nombres conocidos como Casemiro y Vinícius Junior, figuras cercanas al entrenador por su pasado en el Madrid.
Sin embargo, sorprendió la ausencia de Neymar, así como del joven prodigio Endrick, ambos fuera por lesión. El propio Ancelotti aclaró que hubo «muchas sorpresas», debido al estado físico de varios futbolistas.
Para que un equipo juegue bien, debe saber hacer muchas cosas bien y así tener una identidad
Brasil, cuarto en la tabla y urgido de identidad
La Verdeamarela se encuentra en el cuarto lugar de las Eliminatorias, igualada en puntos con Uruguay y Paraguay. Argentina, ya clasificada, lidera cómodamente con 31 puntos. Esto sitúa a Brasil en una posición de incertidumbre, con el objetivo inmediato de asegurar su clasificación, pero con el desafío mayor de recuperar la mística que la convirtió en sinónimo de fútbol arte.
Análisis: ¿puede Ancelotti cambiar la historia?
La llegada de Carlo Ancelotti a Brasil plantea un escenario tan ambicioso como arriesgado. Se trata de un técnico con perfil bajo, profundamente táctico, y con una habilidad especial para gestionar vestuarios cargados de estrellas. Pero dirigir a Brasil no es solo una cuestión táctica: es entrar en el corazón emocional del fútbol.
El reto es cultural y emocional: trasladar su experiencia europea a una selección históricamente asociada con el jogo bonito, pero que en las últimas décadas ha tenido más frustraciones que celebraciones en torneos internacionales. También es un test para el propio Ancelotti: será la primera vez que dirige una selección y debe adaptarse a ciclos más cortos, entrenamientos espaciados y una presión mediática feroz.
El buzo que le entregó Luiz Felipe Scolari, el último DT campeón con Brasil en 2002, no es solo simbólico: es una herencia de gloria que debe ser recuperada. Y esa, quizá, sea la motivación más grande para un técnico que ya lo ha ganado todo… pero nunca un Mundial.
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