En solo siete meses, la entidad ha desembolsado casi lo mismo que en todo 2024, priorizando el flujo de recursos y el respaldo al sistema hospitalario
La Administradora de los Recursos del Sistema General de Seguridad Social en Salud (ADRES) ha marcado un hito en la atención financiera a las instituciones médicas del país. Entre enero y julio de 2025, la entidad reconoció $486.763 millones a clínicas y hospitales por la atención de heridos en accidentes de tránsito provocados por vehículos sin identificar o que circulaban sin póliza SOAT.
Este monto representa el 99,5% de lo que se pagó en todo 2024, cuando los giros totales cerraron en $488.896 millones. Solo en los últimos dos meses, las transferencias a estas entidades superaron los $266 mil millones, lo que evidencia una política decidida para ponerse al día y mantener el flujo oportuno de recursos al sector salud.
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Más allá del SOAT: coberturas adicionales
Dentro de estas transferencias, más de $53.271 millones corresponden a la tarifa diferencial: el valor que asume el Estado cuando el costo de la atención médica sobrepasa la cobertura del SOAT.
Pero la gestión no se limita a los accidentes de tránsito. En lo que va del año, la ADRES también ha girado más de $847 millones para cubrir reclamaciones por eventos catastróficos de origen natural y actos terroristas, garantizando atención y respaldo económico a las instituciones que asumen estas emergencias.
Control y auditoría en todo el país
Para asegurar la transparencia y la correcta utilización de los recursos, el país está dividido en cuatro zonas de auditoría, desde las cuales se revisan las cuentas presentadas por prestadores y proveedores de servicios de salud. Este esquema permite agilizar la validación de los pagos y reducir los tiempos de respuesta a las instituciones.
Flujo de recursos como estrategia de confianza
El ritmo de pagos alcanzado por la ADRES en 2025 no solo es un dato contable: es un mensaje político y de gestión. En un sistema de salud que enfrenta presiones financieras y quejas constantes por demoras en los giros, ponerse al día con hospitales y clínicas fortalece la confianza en la entidad y en el modelo de administración de recursos.
Este comportamiento tiene tres implicaciones clave:
- Estabilidad operativa para los prestadores de servicios, que pueden invertir en infraestructura, insumos y talento humano sin la presión de cuentas pendientes.
- Alivio a la cartera hospitalaria, históricamente asfixiada por retrasos en los pagos.
- Mayor capacidad de respuesta en emergencias, al saber que las atenciones críticas serán reconocidas financieramente en plazos cortos.
Sin embargo, el reto no termina aquí. Mantener este nivel de eficiencia implica garantizar la sostenibilidad de la fuente de recursos y reforzar los procesos de auditoría para prevenir pagos indebidos. La meta no solo debe ser ponerse al día, sino mantener el ritmo como estándar permanente del sistema.
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