En un duro mensaje desde Bucaramanga, el presidente Gustavo Petro rechazó las críticas de la administración estadounidense y reclamó un cambio en la política antidrogas mundial: “la guerra fracasó, la paz y la erradicación voluntaria funcionan”
El presidente Gustavo Petro respondió este lunes, en un mensaje pregrabado antes de viajar a Bucaramanga para inaugurar una nueva sede universitaria juvenil de la Universidad Industrial de Santander, a las críticas públicas del gobierno de Donald Trump sobre la estrategia antidrogas colombiana. En un discurso que mezcló data, reproche diplomático y una invitación al diálogo, Petro defendió con cifras su política de erradicación voluntaria y acusó a sectores de la extrema derecha y a «poderes económicos» radicados en Miami de difundir una narrativa interesada sobre la situación del narcotráfico en Colombia.
“El gobierno de Estados Unidos ha decidido no mirar las cifras y prefirió una alianza ideológica con quienes lo rodean en Miami —personas muy ricas que defienden intereses— antes que la verdad”, afirmó el mandatario, quien además recordó su trayectoria en la lucha contra el narcotráfico y dijo no aceptar ataques personales ni a la “honra” de la sociedad colombiana.
¿Qué dijo Petro sobre resultados?
Petro presentó datos para sostener que su política produce mejores resultados y menos víctimas que la erradicación forzada impulsada por gobiernos anteriores:
- Aseguró que en 2024 Colombia alcanzó 889 toneladas de cocaína incautada, una cifra que supuestamente supera las alcanzadas en mandatos previos.
- Sostuvo que la erradicación forzada (fumigaciones con glifosato y campañas masivas) multiplicó siembras en 2021 y 2022 —cuando, según su relato, los cultivos crearon picos de crecimiento—, mientras que la erradicación voluntaria y los programas de sustitución han permitido reducir la tasa de crecimiento a apenas el 3% en 2024 y traer estabilidad en 2025.
- Relacionó las prácticas de erradicación forzada con un alto número de muertes y heridos entre las fuerzas de seguridad, y contrastó esas cifras con la menor letalidad de su política.
- Dijo haber gestionado 400 extradiciones a Estados Unidos de personas vinculadas al narcotráfico, dejando en Colombia solo a quienes están en procesos de paz.
Petro defendió que “la guerra contra las drogas fracasó” y que, en su lugar, la salida es una guerra contra los narcotraficantes como organizaciones criminales, no contra campesinos. Invitó a Trump y a los gobiernos de Europa a dialogar de “tú a tú” y a revisar políticas que, según él, han priorizado la represión sobre la prevención, el tratamiento y el desarrollo rural.
Acusaciones fuertes y llamadas al cambio
El presidente colombiano no se limitó a datos técnicos: lanzó acusaciones políticas al afirmar que existe una alianza entre “narcotraficantes y políticos colombianos” que, en su versión, tiene vínculos con sectores poderosos de Miami. Subrayó que las políticas de erradicación forzosa no solo no redujeron los cultivos —sino que, en su opinión, los incentivaron— y advirtió sobre la tragedia sanitaria y social del incremento del consumo de fentanilo en Estados Unidos y Europa.
“Si ustedes no reducen el fentanilo, tendrán millones de muertos”, dijo, en un reclamo en el que mezcló estadística, moral y presión diplomática.
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¿Qué hay detrás del choque entre Bogotá y Washington?
El intercambio público entre Petro y la Casa Blanca agrava una tensión delicada que trasciende lo retórico. Hay tres lecturas clave:
- Política interna vs. política internacional. Petro utiliza datos e historias de su país para defender un modelo que apela a la disuasión no violenta y a la reparación social. Esa narrativa contrasta con la tradición estadounidense de priorizar mano dura y cooperación militar, y choca con actores políticos y mediáticos con influencia en la agenda exterior de Washington.
- Eficacia de las políticas antidrogas. Petro presenta cifras que apuntan a mejoras —más incautaciones, menor crecimiento porcentual de cultivos— y reduce la violencia en operativos respecto a la erradicación forzada. Sin embargo, esas afirmaciones requieren verificación pública y comparativa rigurosa: los datos oficiales (propios y de organismos internacionales) deberían auditarse para confirmar tendencias de cultivos, decomisos, daños ambientales y costos humanos.
- Riesgo diplomático y proposición constructiva. Acusar sin pruebas públicas verificables a particulares o redes con asiento en otro país puede enrarecer la relación bilateral. Al mismo tiempo, la propuesta de Petro —inteligencia coordinada, enfoque en las organizaciones criminales, apoyo al campesinado y sustitución voluntaria— plantea un camino plausible y menos lesivo que la pura represión, siempre que vaya acompañada de financiación internacional para alternativas productivas y controles transparentes.
¿Qué sigue?
La disputa muestra que las políticas antidrogas son terreno de choque entre modelos: la militarización y sanción frente a la prevención, sustitución y desarrollo rural. Petro apuesta por lo segundo y desafía a Estados Unidos a sumarse a esa estrategia. Pero su llamado tendrá que traducirse en consensos regionales y pruebas empíricas que convenzan a actores internacionales y mercados políticos.
Mientras tanto, el anuncio de la nueva sede universitaria en Bucaramanga —escenario del mensaje pregrabado— subraya la apuesta del Gobierno por la educación pública como pieza de su política social. En la que también enmarca la apuesta antidrogas: devolver oportunidades al campesinado y a la juventud.
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