Hace más de 2.000 años, Euclides escribió Los Elementos, un tratado que transformó la matemática en una ciencia lógica y deductiva. Con conceptos básicos como puntos y líneas, demostró verdades universales como el teorema de Pitágoras y que los números primos son infinitos
Aparecido alrededor del año 300 a.C. en Alejandría, Egipto, los Elementos de Euclides se convirtieron en la obra más influyente de la historia de las matemáticas. Este tratado, compuesto por 13 libros, no solo recopiló la sabiduría matemática de siglos anteriores, sino que transformó la forma en que entendemos los números, las formas y la lógica. Aquí te contamos el legado eterno de Euclides.
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Una revelación para los grandes pensadores
Para figuras como Bertrand Russell, filósofo y premio Nobel de Literatura, descubrir los Elementos fue una experiencia comparable al primer amor. «Nunca me había imaginado que existiera algo tan delicioso en el mundo», escribió sobre su encuentro con el texto cuando tenía apenas 11 años. Albert Einstein también poseía una copia que atesoraba desde niño.
Estas reacciones no son exageradas: los Elementos introdujeron, por primera vez, la idea de que la matemática podía ser una ciencia deductiva, basada en demostraciones lógicas que ofrecían verdades universales.

De lo evidente a lo sublime: los postulados que cambiaron todo
El tratado comienza con definiciones aparentemente sencillas: un punto, una línea, una superficie. Después plantea cinco postulados que, aunque evidentes, sentaron las bases de toda la geometría euclidiana. Entre ellos, el famoso postulado de que por dos puntos se puede trazar una única línea recta.
Estos conceptos básicos, acompañados de axiomas tan obvios que no necesitaban explicación, permitieron a Euclides construir un sistema lógico en el que cada nuevo teorema se apoyaba en los anteriores, como ladrillos en un edificio.

La genialidad detrás de las pruebas infinitas
Marcus Du Sautoy, profesor de matemáticas en Oxford, destaca que Euclides no solo recopiló conocimiento, sino que aportó ideas revolucionarias. Su demostración de que los números primos son infinitos es una joya de la lógica matemática. El razonamiento es tan elegante como poderoso: al suponer que solo existe un número finito de primos, Euclides muestra un método para generar uno nuevo, rompiendo cualquier límite impuesto.
Para Du Sautoy, esta es una de las primeras pruebas verdaderamente maravillosas de las matemáticas, un ejemplo de cómo un pensamiento finito puede concebir conceptos infinitos.
Un libro que trasciende el tiempo
Durante más de 2.000 años, los Elementos fueron la base de la enseñanza matemática en todo el mundo, y su influencia sigue viva hoy en día. La estructura lógica que Euclides estableció es tan sólida que la geometría y el álgebra modernas aún se sostienen sobre sus postulados.
June Barrow-Green, historiadora de las matemáticas, recuerda que la genialidad de Euclides radicó en comenzar con lo obvio para llegar a lo sublime: sus demostraciones del teorema de Pitágoras y otros resultados son ejemplo de cómo las matemáticas pueden convertirse en un viaje de descubrimiento.
Euclides y la matemática como búsqueda de la verdad
El impacto de los Elementos trasciende la geometría o los números primos: marca el inicio de la matemática como disciplina analítica y deductiva. Antes de Euclides, las matemáticas eran sobre todo prácticas, aplicadas a la agricultura o la construcción. Con los Elementos, pasaron a ser una herramienta para buscar verdades universales, demostrables con argumentos lógicos.
La metodología euclidiana sentó un precedente para la ciencia misma: la idea de que todo conocimiento debe construirse a partir de axiomas básicos y pruebas rigurosas. Esta visión no solo cambió la matemática, sino que influyó en la filosofía, la física y el pensamiento científico en general.
La vigencia de su obra es asombrosa: solo la Biblia ha tenido más ediciones que los Elementos. Esto demuestra cómo Euclides, al organizar conceptos tan sencillos como un punto o una línea, abrió la puerta a infinitos descubrimientos que todavía hoy desafían y fascinan a matemáticos de todo el mundo.
Los Elementos son mucho más que un tratado de geometría: son un testimonio del poder del pensamiento humano para comprender lo infinito a partir de lo más simple.
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