El FC Barcelona conquistó la Copa del Rey 2025 tras vencer 3-2 al Real Madrid en una final vibrante que se definió en la prórroga
El FC Barcelona se consagró campeón de la Copa del Rey tras vencer 3-2 al Real Madrid en un duelo que tuvo de todo: emociones, remontadas, polémicas y un desenlace épico. En una final para el recuerdo disputada en La Cartuja de Sevilla, el equipo culé se impuso en el alargue con un golazo de Jules Koundé que desató la locura entre los miles de hinchas blaugranas que coparon las gradas.
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El clásico fue batalla de nervios
Desde el pitazo inicial quedó claro que esta no sería una final más. Barcelona salió decidido a marcar el ritmo, mientras el Real Madrid apostaba por esperar y buscar espacios al contragolpe. Pronto, los dirigidos por Flick encontraron la recompensa: Pedri, con un zurdazo espectacular desde la frontal, puso el 1-0 y encendió a los más de 26 mil hinchas culés presentes en Sevilla.
Sin embargo, el partido no sería un camino de rosas. Las faltas reiteradas, las interrupciones constantes y el desgaste físico fueron protagonistas de un primer tiempo trabado, donde el Barça pudo haber ampliado la ventaja, pero el palo y Courtois lo impidieron.
En el complemento, el Madrid reaccionó. Con el ingreso de Mbappé y una arriesgada apuesta ofensiva de Ancelotti, los merengues lograron dar vuelta el marcador en apenas seis minutos. Primero, un golazo de tiro libre de Mbappé, y luego, un cabezazo de Tchouaméni que silenció por un momento a los culés. Parecía que el título se teñía de blanco.
Fe inquebrantable y un héroe inesperado
Cuando todo parecía perdido, el Barcelona sacó a relucir su casta. Ferran Torres, en una jugada llena de coraje, aprovechó un error de Courtois para empatar el partido y mandar todo a la prórroga. Antes, el VAR había anulado un penal que pudo haber sentenciado el juego en tiempo reglamentario.
Ya en el alargue, el cansancio hizo mella en ambos equipos. Las piernas pesaban y las ideas escaseaban. Pero cuando todo apuntaba a los penales, Jules Koundé, con alma de delantero, robó un balón, avanzó decidido y sacó un remate imparable que se coló en el arco de Courtois. Un golazo digno de una final inolvidable.
Con este triunfo, el Barça levanta su 32ª Copa del Rey, un título ganado no solo con talento, sino también con corazón, lucha y una fe que nunca se quebró. Una copa que se celebra con más fuerza porque se ganó en el campo, contra el máximo rival, y con la voz de toda su hinchada que nunca dejó de alentar. ¡La Copa es azulgrana, culés!