El Ministerio de Defensa lanza un curso inédito que busca preparar a los uniformados para actuar como garantes de derechos de niñas, niños y adolescentes en contextos de violencia
En un giro importante hacia una doctrina militar con enfoque más humano y preventivo, el Ministerio de Defensa Nacional implementó el Curso Básico en Prevención del Reclutamiento y Utilización de Niños, Niñas y Adolescentes (NNA). Fuerza Pública recibe formación para intensificar acciones que garanticen el derecho de la niñez.
Esta iniciativa tiene como objetivo principal capacitar a los uniformados para identificar señales de riesgo y prevenir la vinculación forzada de menores por parte de grupos armados ilegales. Especialmente en regiones históricamente golpeadas por el conflicto. El cual esta dirigido a los miembros activos de la Fuerza Pública.
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El curso fue diseñado como una estrategia transversal en la educación militar, integrando módulos de derechos humanos, enfoque diferencial y prevención comunitaria. Según el Teniente Coronel Juan Camilo Mejía Prieto, coordinador del Grupo de Atención Humanitaria al Desmovilizado, esta formación representa un punto de inflexión dentro de la doctrina operacional de las Fuerzas Armadas.
Capacitación con enfoque transformador
La iniciativa cuenta con el respaldo de instituciones expertas en infancia y seguridad. Luis Alberto Viñas, del Centro de Excelencia para la Agenda de Mujeres, Paz y Seguridad, y Daniela Gallardo, del Instituto Dallaire, señalaron que este tipo de entrenamiento busca reconfigurar la percepción que los menores tienen de la Fuerza Pública. Pasando de una lógica de confrontación a una de protección, escucha y empatía.
Ambos expertos coincidieron en que la prevención del reclutamiento infantil no es solo una obligación legal o institucional, sino una responsabilidad ética frente a las generaciones que han crecido entre armas y abandono.
Los niños deben sentir que el Estado está de su lado, y no al margen de sus vidas, apuntó Gallardo
De la operación al cuidado, un cambio necesario en las Fuerzas Armadas
La implementación de este curso por parte del Ministerio de Defensa puede parecer un gesto simbólico más. Pero, en realidad toca una de las fibras más sensibles del conflicto armado colombiano: la infancia usada como carne de cañón.
Durante décadas, cientos de menores han sido reclutados, manipulados o instrumentalizados por distintos actores armados. En ese contexto, el papel de la Fuerza Pública ha sido ambivalente: muchas veces salvadora, otras tantas ausente. Formar a los uniformados no solo como agentes de seguridad, sino también como escudos humanos para proteger los derechos de la niñez, marca un avance en la cultura institucional de la guerra a la paz.
Desafío ético en el posconflicto
Esto también responde a un desafío ético en el posconflicto: ¿cómo evitar que las nuevas generaciones repitan los ciclos de violencia si no transformamos la forma como el Estado llega a los territorios?
Dotar a los soldados y policías de herramientas para leer los contextos de riesgo, actuar sin revictimizar y convertirse en aliados de las comunidades es un paso en la dirección correcta.
Pero el reto apenas comienza. Para que este curso no se quede en el papel, debe haber seguimiento, evaluación y apropiación real dentro de las Fuerzas. De lo contrario, la buena intención se desvanecerá entre el plomo de la guerra que aún no termina.
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