El Ministerio de Educación y las instituciones académicas del país dan un paso firme hacia un nuevo modelo de calidad educativa centrado en la pertinencia, la inclusión y el desarrollo regional
Con la firma del Gran Pacto Nacional por la Calidad de la Educación Superior, el Gobierno Nacional, en cabeza del Ministerio de Educación, marcó un hito en el camino hacia una transformación estructural del sistema educativo colombiano. Este pacto fue sellado en el marco del lanzamiento del Acuerdo 01 de 2025 del Consejo Nacional de Educación Superior (CESU), que redefine los estándares de acreditación en alta calidad en el país. Colombia firma un Gran Pacto por una educación superior transformadora.
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La iniciativa responde a uno de los compromisos clave del Plan Nacional de Desarrollo 2022–2026: actualizar de forma integral el Sistema de Aseguramiento de la Calidad, con una mirada más inclusiva, contextualizada y centrada en las necesidades de los territorios.
Más que calidad: educación como derecho y herramienta de cambio
Durante el evento, el ministro de Educación, Daniel Rojas Medellín, dejó claro que el objetivo es hacer de la educación superior un derecho garantizado y no un privilegio reservado para unos pocos. “Más jóvenes accediendo al sistema implica más oportunidades de construir un país con calidad educativa real”, señaló el ministro.
La nueva orientación del modelo de acreditación abandona visiones tradicionales basadas en estándares rígidos, para enfocarse en principios como la pertinencia, justicia y conexión con los procesos sociales y productivos de cada región. Es un enfoque que reconoce que no hay una sola forma de entender la calidad educativa, y que el desarrollo académico debe estar alineado con las realidades locales.
Un compromiso compartido: academia, Estado y sociedad civil
El pacto suscrito por las instituciones de educación superior (IES), el Gobierno y la sociedad civil involucra compromisos concretos:
- Las IES fortalecerán sus sistemas internos de calidad y promoverán la autoevaluación permanente.
- El Estado garantizará acompañamiento técnico, impulsará la descentralización y priorizará el fortalecimiento educativo en regiones históricamente marginadas.
- El Consejo Nacional de Acreditación (CNA), con 30 años de experiencia, será el encargado de hacer seguimiento anual y apoyar la implementación del modelo actualizado.
Además, el proceso fomentará la internacionalización y la comparabilidad con referentes globales, lo cual busca posicionar a Colombia en los circuitos académicos de mayor reconocimiento.
Un modelo de calidad renovado y más flexible
El Acuerdo 01 de 2025 del CESU no solo redefine los principios del modelo de acreditación, sino que amplía su alcance. Por primera vez, se reconoce la importancia de evaluar procesos y resultados formativos, no únicamente los aprendizajes estandarizados.
Se abre además la posibilidad de acreditar unidades académicas específicas dentro de las universidades, lo que permite visibilizar fortalezas puntuales dentro de instituciones diversas. En palabras del viceministro de Educación Superior, Ricardo Moreno, este modelo construye una cultura de calidad basada en la autonomía, la colaboración y la mejora continua, tres pilares clave para una educación realmente transformadora.
Síntesis: un viraje necesario hacia una calidad con enfoque social
Este nuevo pacto y modelo marcan un cambio paradigmático en la política educativa colombiana. Por primera vez en décadas, se reconoce abiertamente que la calidad no puede ser ajena a la realidad territorial, la diversidad institucional y los retos sociales. La educación superior deja de ser evaluada solo por su capacidad de estandarización y empieza a medirse por su impacto en la vida de las comunidades.
Además, el carácter participativo del proceso —con construcción colectiva de guías, acompañamiento técnico y énfasis en el respeto a la autonomía universitaria— da señales claras de un gobierno que busca articularse con los actores educativos, no imponerles desde arriba.
Este enfoque podría convertirse en un referente para América Latina si logra consolidarse en la práctica y no quedarse en el papel. El desafío ahora está en la implementación territorial, en asegurar que las regiones más rezagadas también puedan acceder a este nuevo estándar de calidad.