Con una trayectoria enfocada en la economía solidaria y el desarrollo comunitario, el nuevo director llega a Prosperidad Social con el desafío de convertir la política social en motor de transformación y autonomía económica para millones de colombianos
Este 10 de julio, el abogado y educador popular Álvaro Mauricio Rodríguez Amaya fue posesionado como nuevo director del Departamento de Prosperidad Social, la entidad encargada de liderar los programas sociales más importantes del país. Su nombramiento responde a una línea clara del Gobierno Nacional: consolidar una política social que transite del asistencialismo a la inclusión productiva.
Rodríguez es especialista en derecho público por la Universidad Autónoma de Colombia y actualmente cursa una maestría en sociología en la Universidad Nacional. Su hoja de vida combina la experiencia jurídica con más de dos décadas de liderazgo en procesos sociales, solidarios y comunitarios, además de una destacada labor como investigador y formador en educación popular.
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El reto de liderar el Pilar Solidario y transformar la política de transferencias
Una de las tareas más relevantes que asumirá Rodríguez es la implementación del Pilar Solidario de la reforma pensional, una medida con la que el Gobierno busca garantizar un ingreso digno a tres millones de personas mayores que no alcanzaron a pensionarse.
Este pilar, central en el modelo de protección social propuesto por el Plan Nacional de Desarrollo «Colombia Potencia Mundial de la Vida», exige una articulación eficiente del sistema de transferencias, una tarea que ahora queda en manos del nuevo director.
Pero más allá de garantizar la cobertura de ayudas monetarias, la gestión de Rodríguez deberá avanzar hacia un modelo más integral que priorice el acompañamiento, la formación, la inclusión financiera y el impulso a la economía popular.
De la asistencia al desarrollo económico con rostro comunitario
El presidente Gustavo Petro ha sido claro: los subsidios deben dirigirse a quienes realmente no pueden trabajar, mientras que los demás ciudadanos deben contar con herramientas para desarrollar sus capacidades y alcanzar autonomía económica. Bajo esa premisa, Prosperidad Social viene ajustando su enfoque: menos dependencia de las transferencias y mayor inversión en inclusión productiva.
Como parte de este viraje estratégico, la entidad está movilizando recursos para apoyar proyectos asociativos y comunitarios, fortaleciendo iniciativas de economía popular y solidaria a través de créditos, asistencia técnica, entrega de insumos y formación empresarial. El nuevo director, además, llega con experiencia de base en este campo, al haber dirigido la Unidad Solidaria, entidad que fomenta cooperativas, asociaciones mutuales, organismos comunales y otras formas de organización económica alternativa.
Una dirección que podría marcar un nuevo ciclo en la política social
El nombramiento de Álvaro Mauricio Rodríguez Amaya representa algo más que un relevo institucional: es la expresión de un enfoque progresivo y estructural de la política social. Su trayectoria y visión lo convierten en un actor clave para transformar Prosperidad Social en una entidad que no solo entrega ayudas, sino que teje redes de sostenibilidad económica desde el territorio.
El reto es enorme. Se requiere capacidad de ejecución, gestión interinstitucional y cercanía con las comunidades. Pero también una narrativa distinta: una donde el desarrollo no se mida solo por cifras de pagos realizados, sino por la construcción de autonomía colectiva y la reducción de las desigualdades desde abajo.
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