El presidente señaló que la red de corrupción judicial sirvió para encubrir la parapolítica y consolidar la impunidad; advierte que la justicia sigue atrapada en el clientelismo
El presidente Gustavo Petro volvió a poner en el centro del debate político y judicial del país el llamado “cartel de la toga”. Denunciando que esta red fue construida, según él, por abogados cercanos a Cambio Radical con el objetivo de frenar las investigaciones de parapolítica y proteger a sus líderes.
En un texto publicado en sus redes sociales, el mandatario aseguró que detrás del cartel no solo hubo venta de sentencias y enriquecimiento ilícito, sino también un mecanismo de protección política para quienes ejercían control territorial con ejércitos privados al servicio del narcotráfico y las economías ilegales.
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El trasfondo histórico: parapolítica y paramilitarismo
Petro recordó que, en sus debates en el Congreso, denunció la forma en que la parapolítica penetró las instituciones. Según el presidente, hasta un 35 % del Senado de la República terminó en la cárcel por vínculos con paramilitares, en su mayoría, políticos alineados con el uribismo.
“El voto se lograba con la amenaza de la muerte”, escribió, señalando que los ejércitos privados del narcotráfico y los clanes de esmeralderos en Boyacá habían configurado una “gobernanza paramilitar” que moldeaba las leyes del país.
Para Petro, esa gobernanza dejó un saldo trágico: cerca de 90 mil campesinos asesinados y más de 6.400 jóvenes ejecutados en falsos positivos.
Críticas a la justicia y a las cortes
El mandatario cuestionó por qué la Corte Suprema frenó investigaciones cruciales sobre parapolítica y denunció que, entre 2012 y 2025. Se consolidó un clientelismo judicial que terminó debilitando la independencia de los magistrados.
En su mensaje, mencionó la salida del magistrado Iván Velásquez como parte de esta dinámica de silenciamiento. Criticó la forma en que las cortes se han repartido cuotas burocráticas: “Yo te nombro aquí, tú me nombras allá”.
Asimismo, cuestionó la elección de magistrados con vínculos cercanos al fiscal Francisco Barbosa y a Néstor Humberto Martínez. Quienes acusó de haber obstaculizado procesos como el de Odebrecht. Según Petro, estas conexiones mantienen viva la estructura del cartel de la toga.
Un mensaje de advertencia
El presidente fue categórico al afirmar que el clientelismo judicial ha destruido pilares fundamentales del Estado social de derecho y ha vaciado de poder a instituciones como la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), que en su visión fue diseñada para conocer la verdad de los vínculos entre paramilitares, narcos y políticos, pero fue despojada de esas competencias.
“El cartel de la toga, a pesar de varios integrantes procesados, aún continúa en el poder judicial”, advirtió, llamando a quienes fueron parte de esa red a confesar la verdad completa ante la sociedad.
Análisis crítico: el desafío pendiente de la justicia colombiana
Las declaraciones de Petro ponen sobre la mesa un problema estructural: la desconfianza en la justicia. Más allá del tono político de su denuncia, lo que queda claro es que la independencia judicial en Colombia ha estado marcada por redes clientelistas, pactos de impunidad y una selectividad en las investigaciones que profundiza la crisis de legitimidad.
El presidente expone una paradoja: mientras el país avanzaba en debates sobre paz, seguridad democrática y reformas institucionales, la justicia era cooptada por intereses privados y políticos. El riesgo, como lo señala, es que las cortes se conviertan en escenarios de transacciones burocráticas y no en garantes de derechos.
La crítica de Petro no solo es un recordatorio de la parapolítica y sus secuelas, sino también un llamado urgente a replantear cómo se eligen los magistrados. Cómo se asegura la transparencia y cómo se evita que la justicia sea una herramienta de las élites políticas.
Sin una justicia creíble y autónoma, el Estado de derecho queda en entredicho, y la democracia, debilitada. Ese es el punto neurálgico del mensaje presidencial: la corrupción judicial no es un capítulo cerrado, sigue siendo una amenaza presente.
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