Un proyecto político, nacido bajo el sol del Caribe, reinterpreta la historia nacional con un llamado poético: convertir el desencanto en conciencia y el caos en renacimiento
En medio de la gritería política nacional —donde todo el mundo promete, pocos escuchan y casi nadie medita—, surge desde el Caribe una voz distinta. Edison Lucio Torres no llega con consignas vacías ni con los libretos del marketing político. Llega con una propuesta que huele a tierra mojada y suena a tambor espiritual: pensar al país desde el alma.
Su precandidatura no se vende como una cruzada de poder, sino como un acto de introspección nacional. Habla de curar al país curando al ciudadano. Una idea que parece sencilla, pero que toca fibras profundas en una Colombia cansada del ruido, la rabia y la polarización.
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La Gran Colombia: un sueño que quiere despertar
El movimiento La Gran Colombia no nació para sumar un logo más al tarjetón, sino para sacudir las entrañas del debate político. En un escenario donde muchos compiten por el micrófono, Torres apuesta por la pausa, la palabra y la conciencia.
Desde su orilla caribeña, mezcla filosofía, literatura y acción social para proponer algo audaz: volver a creer en nosotros mismos como nación. Habla del poder de sanar la historia, de reconciliar el pasado con el presente y de dejar de repetir los mismos errores con distintos nombres.
Porque —como dice en sus discursos— Colombia no está condenada a cien años de soledad, sino invitada a mil años de bienestar.
De Macondo al país real: una metáfora del renacer
Torres se inspira en los ecos de Cien años de soledad para construir su narrativa política. Retoma a Aureliano Babilonia, ese personaje que descubre que el tiempo no se repite, sino que se ilumina. Y a partir de ahí lanza su mensaje: “Es hora de despertar”.
En su visión, Macondo es Colombia: una tierra maravillosa atrapada entre su memoria y su miedo. Pero también es el símbolo de lo que puede renacer cuando el ciudadano se atreve a mirarse al espejo y decidir que el cambio empieza dentro de sí.
El Caribe como brújula del futuro
Edison Lucio Torres está convirtiendo el Caribe en un laboratorio político. No desde la confrontación, sino desde la conciencia y la creatividad. Su discurso, cargado de poesía y pensamiento, no busca convencer: busca conmover.
Y ese puede ser su verdadero poder disruptivo. En un país donde los políticos suelen hablar de progreso con promesas vacías, Torres habla de evolución interior. La Gran Colombia no es solo un movimiento político: es una metáfora de país. Un llamado a reencender la esperanza desde lo humano.
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