El actual concejal y consejero superior enfrenta críticas por sus pronunciamientos contra estudiantes y docentes, así como por sus vínculos con clanes políticos y viejas prácticas de poder en la institución
La Universidad del Atlántico, una de las principales instituciones de educación superior del Caribe colombiano, vuelve a estar en el centro del debate público. Esta vez, por las declaraciones y la conducta del concejal barranquillero y consejero superior universitario, Leyton Barrios, quien ha sido fuertemente cuestionado por su trato hacia estudiantes, docentes y otros estamentos de la comunidad académica.
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Señalamientos que desatan rechazo
Durante una reciente sesión del Consejo Superior, Barrios se refirió a la universidad en términos que muchos han calificado como ofensivos y estigmatizantes. Acusó a sectores de la comunidad universitaria de estar infiltrados por “guerrilleros, paramilitares y vendedores de drogas”, un señalamiento genérico que revive el estilo del exrector Carlos Prasca, recordado por sus escándalos y cuestionadas alianzas políticas.
El lenguaje usado por Barrios fue catalogado como irrespetuoso e impropio de un servidor público. Para sus críticos, estas expresiones no solo denigran de los estamentos universitarios, sino que reflejan una visión de la institución más como botín político que como espacio de formación, ciencia y cultura.
Entre clanes políticos y manejo del poder
Otro de los puntos que ha levantado polémica es la relación de Barrios con el Clan Char, una de las casas políticas más poderosas de la Costa Caribe. Según denuncias de sectores universitarios, Barrios habría consolidado su ascenso político gracias al respaldo de esta colectividad, a la que se le atribuye influencia directa en decisiones clave de la universidad.
La crítica más fuerte apunta a que Barrios, siguiendo la línea de Prasca, entiende a la Universidad del Atlántico como una plataforma de poder, control de presupuesto y favores políticos, en lugar de fortalecerla como centro de conocimiento y desarrollo regional.
El fantasma del pasado: corrupción y clientelismo
Las comparaciones con la administración de Carlos Prasca no se han hecho esperar. En aquel periodo, la universidad enfrentó serias denuncias sobre manejo indebido de recursos, corrupción y prácticas bochornosas que afectaron gravemente la credibilidad de la institución. Hoy, voces de estudiantes y profesores temen que esa etapa oscura pueda repetirse bajo la influencia de Barrios.
La universidad que merece el Atlántico
En medio de la polémica, el llamado de fondo es a defender la autonomía universitaria y garantizar que el futuro de la Universidad del Atlántico no quede atrapado entre disputas políticas y favores de clanes de poder.
La comunidad académica reclama un liderazgo digno, transparente y comprometido con el conocimiento, capaz de superar la visión de la universidad como escenario de “contratocracia” y devolverle su papel como motor educativo y cultural del Caribe colombiano.
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