Rompió las fronteras acabando con el vitalicio del siglo XIX, una sustancia en la orina sin origen vital, hizo que le diera hacke mate a Berzelius
Entre la orina y la urea, Friedrich Wöhler se convierte en una de las figuras clave en el nacimiento de la química orgánica moderna. Dejó una huella imborrable en la ciencia al demostrar que los compuestos orgánicos pueden ser sintetizados en el laboratorio a partir de sustancias inorgánicas, una idea revolucionaria para su época.
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Nacido el 31 de julio de 1800 en Eschersheim (hoy parte de Fráncfort del Meno) y fallecido el 23 de septiembre de 1882 en Gotinga. Wöhler inicialmente se formó en medicina en la Universidad de Heidelberg. No obstante, su pasión por la química lo llevó hasta Estocolmo, donde estudió bajo la tutela del célebre químico sueco Jöns Jacob Berzelius, uno de los padres de la química moderna.
En la orina estaba el truco
Su mayor logro científico llegó en 1828, cuando logró sintetizar urea —una sustancia de origen biológico— a partir de cianato de amonio, un compuesto inorgánico. Esta hazaña marcó un antes y un después en la historia de la ciencia. Puesto que, desafió la creencia dominante de que los compuestos orgánicos solo podían ser generados por organismos vivos. Si bien su primer compuesto sintético fue el oxalato de amonio, no fue revelado en ese momento. Wöhler aún no había identificado su naturaleza exacta.
A lo largo de su carrera, Wöhler también colaboró con Justus von Liebig, otro pionero de la química. Realizaron investigaciones sobre el ácido úrico y el aceite de almendras amargas. Juntos, hicieron importantes aportes al entendimiento de la estructura de los compuestos orgánicos y sentaron las bases de lo que hoy se conoce como química orgánica moderna.
Aisló otras sustancias importantes
Además de sus trabajos en química orgánica, Wöhler fue un destacado descubridor de elementos: aisló el aluminio y el berilio, descubrió el carburo de calcio —a partir del cual obtuvo acetileno—. Además, desarrolló un método para la obtención de fósforo que aún se utiliza en la actualidad. En 1830, también contribuyó a esclarecer una controversia científica al identificar que el elemento eritronio, descubierto por el mexicano Andrés Manuel del Río, y el vanadio, redescubierto años después por Nils Gabriel Sefström, eran en realidad el mismo elemento.
Friedrich Wöhler no solo fue un científico brillante, sino también un educador comprometido. Desde 1836, se desempeñó como profesor de química en la Universidad de Gotinga. Allí, formó a varias generaciones de químicos y consolidó su legado como una figura central en el desarrollo de la ciencia moderna.