La empresa más grande del país lanza una campaña que conecta energía, cultura y comunidad, recordando que el verdadero motor del progreso es su gente
En un país que no deja de reinventarse, hay un pulso que une los campos, las ciudades y las montañas: el de millones de colombianos que trabajan, sueñan y transforman sus territorios. Ese mismo pulso inspira a Ecopetrol, que con su nueva campaña “El corazón que impulsa a Colombia” busca mostrar que detrás de cada proyecto energético hay historias de vida, esperanza y comunidad.
El mensaje es claro: el desarrollo no solo se mide en cifras o barriles, sino en oportunidades reales para la gente.
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Una energía que nace del alma de Colombia
El Grupo Ecopetrol ha querido mirar más allá de los combustibles para contar las historias que nacen en el corazón del país. En su nueva narrativa, el progreso se mide en acciones humanas: una familia campesina que recibe el título de su tierra; una comunidad indígena que enciende por primera vez una bombilla con energía solar; jóvenes de Putumayo que crean música para construir paz; o productores agropecuarios que hoy tienen herramientas para crecer.
Cada historia representa un latido distinto, pero todos comparten una misma fuerza: la de creer en Colombia.
“Este corazón late en los campos, en las aulas, en las vías que conectan regiones y en los proyectos que transforman vidas”, señala la presentación oficial de la campaña, que celebra el vínculo entre energía, inclusión y territorio.
De la energía al bienestar: cuando la empresa se vuelve comunidad
Más que una campaña, “El corazón que impulsa a Colombia” se presenta como una declaración de propósito. Ecopetrol no solo produce energía, sino que busca ser parte activa del desarrollo humano.
Desde la legalización de tierras hasta proyectos de infraestructura, la compañía impulsa programas de innovación, educación y sostenibilidad que benefician directamente a comunidades rurales y urbanas.
En los últimos años, sus proyectos sociales han iluminado hogares, fortalecido la economía campesina y fomentado la transición hacia energías limpias. El grupo también ha promovido la formación de mujeres y jóvenes en oficios técnicos, la preservación de la cultura y la protección ambiental.
Se trata, en palabras del propio equipo humano de Ecopetrol, de “una energía que no solo mueve máquinas, sino vidas”.
Cultura: el reflejo de un país que se abraza en su diversidad
El componente cultural ocupa un lugar especial en esta iniciativa. En La Guajira, Casanare, Putumayo, Santander, Cartagena y Puerto Gaitán, la empresa ha acompañado proyectos que rescatan las tradiciones y expresiones artísticas de las comunidades locales.
Estos espacios de encuentro, música, danza y arte popular se han convertido en verdaderos motores de cohesión social, donde la identidad regional se transforma en orgullo colectivo.
La cultura, como señala la campaña, “es el alma de nuestras regiones, el reflejo de su historia y su fuerza”.
Al promover estos espacios, Ecopetrol reafirma una visión integral del desarrollo: la que entiende que no hay futuro sin memoria, ni progreso sin sentido de pertenencia.
Un país que late con esperanza
Más allá de su impacto económico, Ecopetrol busca posicionarse como un símbolo del corazón solidario de Colombia. En medio de los desafíos de la transición energética, la empresa estatal apuesta por demostrar que sostenibilidad y bienestar pueden caminar juntos.
El documental “Magdalena Medio, Riqueza Natural”, parte de la campaña, narra precisamente ese espíritu: el de un país que sigue adelante gracias a su gente y a quienes creen en su capacidad para transformar la realidad.
En cada testimonio, se percibe un mensaje poderoso: Colombia no solo se mueve por energía, sino por esperanza.

